Emprender es una palabra que desde el momento en el que el oído la escucha se siente atraído. Es una clase de seducción que comienza con una idea y se traduce en un plan de acción.

Emprender es un reto, sin embargo, no deja desde el primer momento, de ser una responsabilidad. Tal como sucede cuando encontramos al amor de nuestras vidas, el primer sentimiento es una emoción y efusión inexplicable, sin embargo, mantener el compromiso y el bienestar del proceso requiere una serie de actitudes de las cuales no todos estamos al tanto.

Vivimos en un mundo en el que el éxito es el resultado final de una suma de acciones, esfuerzos y riesgos fuera de la zona de confort. El público, siempre espera el momento para poder aplaudir un éxito, sin embargo, casi nunca está presente o al tanto de las dificultades y complicaciones que pueden surgir en el proceso de emprender.

Existen demasiadas actitudes y situaciones que los emprendedores compartimos. El primero por supuesto consiste en haberte atrevido, en haber confiado en tu idea y haberte puesto el saco de convertirte en alguien, que aún no eres, pero que deseas con todas tus fuerzas ser, aportando algo que merece ser visto por todos.

Las mil y una noches despertándote en la madrugada a dibujar aquel proyecto que no te dejaba dormir, el primer momento en el que, en secreto, le contaste a alguien sobre tu grandiosa idea de negocios y aquella milésima de segundo en la que un empujón te convenció a salir en búsqueda de hacer de tu idea, una realidad.

Como bien dicen, Roma no se construyó en un día al igual que tu increíble proyecto. Las buenas cosas toman tiempo y como en cualquier etapa importante de tu vida, los problemas del emprendedor también se dividen en fases.

Estos son algunos de los síntomas que podrías presentar:

1. El primer rechazo

Quiero decirte algo que quizá no sepas, es probable que no lo logres en tu primer intento. Es probable que las dudas se apoderen de tu entusiasmo, puede ser que alguien más realista intente quebrantar tu andar o ponga piedras en tu camino. Seamos sinceros, lo más probable, es que tu primer intento, sea sólo eso, un primer intento.

2. Frustración

Te sentirás enojado, abrumado por haber estado tan entusiasmado con una idea inconcreta, pensarás que nada valió la pena y te encerrarás en el pensamiento de que seguramente habrás invertido en tu proyecto más recursos de los que merecía.

3. Desmotivación

Pensarás que ya todo está perdido, incluso sentirás que es momento de dejar todo atrás, desconfiarás de tu idea y probablemente de ti mismo, culparás a tu entorno, a la mala suerte y un poco a ti, por haber sido tan iluso como para pensar que tu gran proyecto funcionaría.

4. Aceptación

Después de un periodo de tiempo, entenderás que no fue tu culpa, sino que mas bien, hay mucho que trabajar y perfeccionar. Habrás aprendido a aceptar tus errores y agradecerás haberlos cometido. Tranquilo, sobrevivirás.

5. El síntoma del emprendedor

Te darás cuenta, que tu naturaleza te impulsa a querer volverlo a intentar, incluso con más ganas que la primera vez. Habrás crecido, evolucionado, aprendido y entonces, estarás listo para volverlo a intentar.

Emprendedurismo es sinónimo de mejora continua, la innovación es la punta del iceberg después de una sólida base cimentada en fracasos y proyectos rechazados. Sin embargo, cuando por fin logres el éxito, los que no te conocen pensarán que todo fue muy sencillo, a diferencia de ti mismo, que sabrás que fue gracias a tu entrega, dedicación y a tu constante lucha por materializar un terreno de sueños, que estás parado justo en donde deberías.


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